Todos se quedaron congelados, desvaneciéndose en la caótica escena de un campo de batalla inmóvil. Rodeados de guerreros quietos y Criaturas de la Pesadilla, los seis Maestros eran casi indistinguibles de ellos.
Sunny y Mordret estaban uno al lado del otro, mientras que Nephis estaba a unos pasos de distancia. Effie y Jet estaban justo detrás de ella, separados del resto del grupo por algunos metros.
Contuvieron la respiración.
—El Ladrón de Almas está cerca... —susurró Sunny.
Sunny no vio ni sintió al Santo Profano, pero no había otra razón para que Mordret los advirtiera. El Príncipe de la Nada parecía demasiado tenso. Una sonrisa agradable jugaba en sus labios, pero sus ojos estaban llenos de una oscuridad fría. Sunny vio su propio pálido reflejo en ellos... y luego, vio algo más allí también.
Un escalofrío recorrió su espina dorsal.
