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El cielo se abrió, cortado por una estrecha fisura vertical. Detrás de ella, el tejido de la realidad cedió paso a un abismo oscuro y aterrador de la nada —tanto la luz como la oscuridad parecían retorcidas y alteradas cerca del Portal, rompiéndose al ser destruidas.
La fisura empequeñecía todo el campo de batalla, extendiéndose por cientos y cientos de metros en el cielo destrozado. El puesto de avanzada abandonado y la negra fisura del Portal de Pesadilla que llevaba a las inmediaciones del Cráneo Negro parecían diminutos e insignificantes frente a ella.
Una onda de choque invisible se expandió desde el punto donde la gigantesca fisura tocaba el suelo, ejerciendo una fuerza casi irresistible. Sunny se preparó, pero todavía tambaleó cuando la onda le atravesó, logrando apenas mantenerse en pie.
Su mente fue ahogada por el ensordecedor, cacofónico aullido del Llamado —era muchas veces más fuerte, más insoportable y demente exigiendo que nunca antes.
