Los Guardianes del Fuego habían seguido sus pasos, regresando a donde habían dejado los vehículos. El ánimo entre los veteranos de la Costa Olvidada era neutral... era como si hubieran luchado una batalla mundana, no una que se convertiría en el acto de apertura de un sangriento enfrentamiento entre dos grandes clanes.
Sunny, sin embargo, se sentía ligeramente decaído. No sentía lástima por los Despertados del gran clan Canción —ellos tampoco tendrían piedad de él si la situación fuera al revés. Y sin embargo, todo ello era un desperdicio vergonzoso. Valor y Canción estaban desperdiciando las vidas de guerreros hábiles, y en medio de la Cadena de Pesadillas, nada menos.
Eso era tanto odioso como la razón por la cual aquellos que seguían sus órdenes no merecían su piedad... o su misericordia.