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Capítulo 1019: Una atmósfera que provoca diabetes.
Nero abrió los ojos.
—¡Padre!
—Shh, estoy aquí —la abrazó Víctor.
Sintiendo su abrazo, sintiendo el calor familiar, escuchando su voz, Nero instintivamente lo abrazó mientras las lágrimas silenciosas caían de su rostro.
—Padre... Padre... —sonaba como un disco rayado, repitiendo la misma palabra varias veces de distintas maneras.
Víctor suspiró, con el corazón dolorido ante la escena. Sabía que era necesario y el resultado hablaba por sí mismo, pero aún así era difícil. —Está bien, mi hija. Estás en casa de nuevo.
Al escuchar la palabra 'hogar', Nero no pudo contenerse más y lloró aún más fuerte mientras lo abrazaba.
Al ver esta escena, Rubí se acercó lentamente por detrás de Nero y tocó suavemente su hombro. —Estás en casa, Nero... Estás en casa.
Kali, que estaba flotando, miraba esta escena con ojos amorosos, pero al mismo tiempo, observaba con cautela el 'caos' que rodeaba a Nero.