—No está mal —Víctor habló con una sonrisa satisfecha, y luego se rió entretenido—. Como era de esperar de los lobos, tienen físicos extraordinarios.
A pesar de decir esto, nunca había conocido a un lobo en su vida... Al menos no que él supiera. Pero había escuchado varias historias sobre hombres lobo mientras entrenaba con Escáthach.
—...Soy yo quien debería decir eso. ¿No eres un vampiro recién nacido? ¿Qué pasa con esta fuerza absurda? —A pesar de haber detenido el ataque de Víctor con su mano, Edward sentía que su brazo temblaba mucho.
—¿Hmm? —Víctor miró a Edward con una expresión extraña—. ¿De qué estás hablando? Ni siquiera puse mucha fuerza en eso; fue solo un golpecito cariñoso.
—...¿Estás bromeando, verdad? —Pequeñas gotas de sudor frío comenzaron a caer de la cara de Edward.