"Ugh, el maestro volvió a salir y no me llevó..." Kaguya habló con un rostro un poco irritado.
Fue por esta actitud de Víctor que Kaguya creía que siempre debía vigilarlo. ¡Sentía que cada vez que apartaba la mirada por un momento, él desaparecía! ¡Parecía un niño perdido!
Después de usar su Encanto en el líder de los Asesinos y descubrir las ubicaciones de los enemigos, Víctor y Escáthach se marcharon sin decir nada a nadie.
"Tsk, estos insectos." Kaguya miró con sus ojos rojos como la sangre a los Asesinos que habían sido congelados.
Estaba un poco irritada y quería desahogar su ira con alguien. Por suerte había algunas bolsas de hielo cerca para golpear.
"Hmm... ¿Qué pasó, Kaguya?" Aparecieron Pepper junto con Siena y Lacus.
"... Intrusos, pero mi maestro y la Condesa Escáthach ya se han encargado de ellos." Kaguya volvió a su expresión neutral y habló.
"… Fueee? ¿Por qué no sentí nada...?" Pepper parecía muy somnolienta.