—¿Maestro? —habló Alexios.
—…¿Mmm? No es nada, solo estaba pensando en algo.
—Maestro, no dejes que las palabras de este hombre te afecten. No sabe lo que dice.
—Lo sé, Alexios, lo sé... —Pero, a pesar de haber dicho eso, seguía pensando en las palabras de Víctor.
Sin que Víctor lo supiera o tuviera la intención de hacerlo, terminó sembrando una semilla de duda en el corazón del rey.
—Víctor, ¿por qué dijiste eso? —Escáthach preguntó curiosamente.
—Solo quería burlarme un poco de él, no es gran cosa ahora... Si tiene dudas o no, eso no es problema mío. —Víctor ignoró completamente el tema—. Después de todo, no era su problema.
—De todos modos, volvamos al negocio. —Vlad miró a Alexios.
—Sí, Maestro. —Alexios abrió la caja que llevaba y sacó un pergamino negro.
—Eso es... —Escáthach lo reconoció de inmediato.
—Sí, esto es un contrato mágico de bruja, lo mismo que tú firmaste en el pasado, Escáthach.