—Mira lo sucio que está tu hermoso cabello rojo —Víctor habló con un tono suave mientras arreglaba el aspecto de Rubí con sus manos.
—...¿C-Cuándo llegaste...? —Rubí no se movió, estaba paralizada.
—Desde la parte en que dijiste; 'me engaño—Víctor mostró una sonrisa astuta.
—¡¡¡-¡-! —El rostro de Rubí cambió de expresión varias veces.
Víctor observó con curiosidad cómo el rostro de Rubí cambiaba a una expresión de sorpresa, luego a una expresión de vergüenza, luego a una expresión de enojo, y finalmente a un suspiro resignado.
—¡Suspiro!
—...Si estabas ahí, podrías haberme llamado... —ella tenía una expresión muy deprimida.
Después de arreglar el desordenado cabello de Rubí, Víctor habló con una gran sonrisa en su rostro:
—Ni hablar.
—...¿Eh? —Rubí no esperaba esa respuesta.