Capítulo 894: Un Dragón Nunca Olvida.
Samar.
—Juro ante Dios, que nunca volveré a hacer esto —masculló Anna mientras acariciaba la cabeza de un gato negro muy esponjoso, y más musculoso de lo que parecía—. Organizar tantos documentos de distribución de activos es molesto.
—¿El Dios del que hablas es tu hijo? —preguntó Maya con curiosidad mientras miraba los papeles en su mano.
—No, hablo del otro Dios —respondió Anna.
—¿El Padre Celestial? —preguntó Maya.
—Sí.
—...Hmm, ¿no es inútil hablar de él? ¿Por qué no piensas en tu hijo? Él también es un Dios, ¿sabes? —comentó Maya.
—Ugh, es solo una expresión que no puedo quitarme, a pesar de que ahora soy un Vampiro —se quejó Anna.
—Hmmm... Entiendo —asintió Maya, pero era obvio que no entendía completamente y simplemente aceptaba las cosas como eran porque la mujer frente a ella era la madre de su amante.