—En otras palabras, ¡quería quedarse con Lawrence Empresa como propia! ¡Tu madre también podría darte la compañía para darte una vida mejor! —Alejandro refutó a Jeanne.
—Mi madre no tenía falta de dinero —dijo Jeanne—. ¿De dónde crees que vinieron mis decenas de miles de millones?
Alejandro la miró con los ojos muy abiertos.
La mitad de ese dinero era lo que le había dejado su madre, y la otra mitad era... de Kingsley.
—Además, con la habilidad de mi madre, si quisiera la Lawrence Empresa, ¿no tendría en sus manos las acciones de Lawrence Empresa? Sin embargo, no tomó ninguna de las acciones de la empresa, lo que demuestra que aunque estuviera a cargo de administrar la empresa, todavía pertenecía a los Lawrences —dijo Jeanne.
Alejandro apretó los puños.
No quería creerlo.
Se negó a creer que Penélope no quisiera la Lawrence Empresa para sí misma.
Su expresión era fea cuando dijo ferozmente: