—Él va a hablar con tu médico tratante sobre tu tratamiento. Estará aquí pronto.
—Está bien. —Sarah sonrió brillantemente.
Monica ya no quería pelar la manzana.
Tiró la manzana sin semillas en el cubo de basura y se levantó del sofá. —Sarah, no tengo nada más que hacer, así que me voy.
—¿A dónde vas? Ni siquiera vas al trabajo, y todo lo que sabes es cómo jugar. Ahora que tu prima menor está herida, ¿no puedes pasar más tiempo con ella? —Gary estaba un poco enfadado.
—Hay muchos de ustedes. ¿No puede alguno de ustedes cuidar de Sarah? Además, Sarah puede que ni siquiera quiera que la acompañe. Hemos estado en desacuerdo desde que éramos jóvenes. ¿No lo sabes? —Monica dijo con naturalidad.
—Tú niño–
—Tío, Monica tiene algo que hacer. Déjala ir. Teniendo solo a ustedes es suficiente —Sarah dijo rápidamente—. No interrumpamos sus planes.
Monica odiaba más a Sarah. Siempre había actuado como un conejito inocente frente a sus padres desde que era joven.