Él miró a la persona frente a él con ojos desenfocados y asintió obedientemente.
Sólo entonces Candice soltó su mano. Una vez que se aseguró de que él no se moviera, se levantó y le sirvió un vaso de agua. Luego, ayudó a Jorge a levantarse de la cama.
A medida que Jorge yacía en sus brazos, la sensación familiar hizo que los ojos de Jorge se pusieran rojos. Las lágrimas cayeron instantáneamente por su rostro.
Candice estaba sorprendida. —Jorge, ¿sientes mucho dolor? Aguanta, el Dr. Jones pronto estará aquí.
—Mamá… —Jorge llamó de repente.
El cuerpo de Candice se tensó.
—Mamá, —Jorge la llamó.
Parecía estar aturdido debido a la fiebre y hablaba consigo mismo.
—Mamá, te extraño mucho —dijo Jorge incómodamente.
Sus lágrimas caían como un torrente.
—Realmente te extraño…
Candice no sabía cómo responder a Jorge. Sólo podía sentir el dolor en su corazón en ese momento. Era como si una roca de mil libras le estuviera presionando el pecho, dificultándole respirar.