Finn estaba tan enfadado que se puso rojo.
—Puedes tomarlo como yo —respondió Mónica indiferente.
Finn de repente se burló. ¿Eso significaba que cualquier cosa que le dijera a Mónica era inútil?
—Mónica, no discutamos ni hagamos un escándalo sobre quién tiene razón y quién está equivocado, ¿de acuerdo?! —Finn estaba tan enojado que estaba a punto de explotar, así que se obligó a calmarse.
Dijo:
— Comencemos de nuevo. Prometo que nunca más ignoraré tus sentimientos y seré un novio competente, un esposo competente e incluso un padre competente–
—¡No me importa! —Mónica lo rechazó.
Fue como si sus palabras la hubieran provocado y de repente se pusiera muy agitada.
El corazón de Finn estaba tan adolorido que se sentía entumecido.
Ella rugió:
— ¡No me importas, ni te quiero! Aléjate de mí. Te lo pido, ¡aléjate de mí!
Con Finn intentando lo mejor posible para reprimir sus emociones, pensó: «¿Cómo la lastimé tan mal?»