Keeley tenía antojo de algo y cortó una manzana para comer antes de intentar irse a la cama. Terminó su esquema alrededor de las 9 PM, pero no estaba lo suficientemente cansada como para acostarse tan temprano.
Todavía estaba en la cocina cuando la llave giró en la cerradura y una Jennica vestida carísima entró bailando por la puerta.
—¿Dónde has estado?
—Trabajo de actuación. Algún tipo me pagó para ser su cita en una fiesta para quitarse a sus padres de encima —dijo mientras se quitaba los tacones altos.
—¿Él te dio esas ropas? —preguntó confundida.
Reconoció el diseñador del vestido, la marca de los zapatos y el hecho de que las joyas que llevaba estaban hechas de diamantes reales. Aunque había pasado muchos años desde que estuvo expuesta activamente a tales cosas, solían causar una impresión.