Gray parecía sorprendido de ver a su hermanastro cuando llegó al área de visitas. Ni la prisión había logrado evitar que actuara con esa elegancia de siempre. Completamente descarado.
—No pensé que vendrías este mes —dijo astutamente.
Aaron suspiró mientras se sentaba. —Mi suegro murió. Las cosas estaban un poco caóticas en casa.
—Lo siento mucho. Era un buen hombre.
La opinión había sido compartida con él varias docenas de veces desde que Robert falleció, pero esta en particular le molestó. Probablemente fue el tono de voz de Gray. No importa cuántas veces lo visitara Aaron, nunca pudo hacer que le gustara este falso pedante.
Pero guardó sus verdaderos sentimientos para sí mismo. Siempre había sido bueno en eso. Gray tampoco parecía sospechar nada.
A veces Aaron se preguntaba qué tipo de relación esperaba tener con él cuando saliera de prisión. No es como si estuviera dispuesto a recibir a un asesino en su casa con los brazos abiertos.