Violet terminó quedándose afuera con Noah todo el día mientras él iba al dojo de karate para su trabajo de tiempo parcial. Sus padres insistían en que no necesitaba uno, pero él quería meter el pie en el mundo del karate, ya que era lo único que pensaba que se le daba bien.
Él era profesor asistente en algunas de las clases de karate para niños más pequeños que el dojo ofrecía. Las clases de él continuaban porque quería luchar por un rango más alto y, eventualmente, dirigir un dojo, dejando de lado la universidad.
La lógica de Noah era que siempre había sido horrible en la escuela de todos modos y si conseguía unos años de experiencia enseñando mientras aún estaba en la escuela secundaria, sería más fácil avanzar en sus planes.
Más de unas pocas personas le habían dado problemas por no ser más ambicioso, pero Violet pensó que era una idea sólida. Su amigo era inteligente y sabía de qué era capaz. ¿Por qué obligarse a hacer algo que odia?