Maximiliano Lynch no veía qué tenía de especial Aarón Hale. Era demasiado perfecto.
El chico hacía todo lo que le decían sin cuestionar, pasaba todo su tiempo libre practicando pasatiempos que sus padres escogían para él y no tenía ni un solo pensamiento en su cabeza que no estuviera directamente relacionado con su futuro en el mundo empresarial.
Claro, supuestamente era guapo, pero había un montón de otros chicos ricos en la escuela que en realidad tenían personalidades. ¿Por qué era tan popular? Incluso Lacy estaba obsesionada con él...
Hervía su sangre solo de pensarlo. Max era el que había estado a su lado desde los tres años.
Todos los adultos de sus familias susurraban acerca de cómo se casarían cuando crecieran desde que él podía recordar. Él lo daba por hecho. Todo lo demás en su vida le había sido dado en bandeja de plata, excepto el corazón de Lacy.