—Vuestra madre, la emperatriz, os está buscando a los dos —dijo Philip—. Hoy es vuestro décimo cumpleaños y debéis preparaos para el banquete de más tarde.
—¿Madre nos está buscando? —respondió Alfonso con sorpresa.
—Oh no, estamos en problemas —dijo Aerith con una expresión asustada—. ¿Qué vamos a hacer, hermano? Nuestra ropa está… —miró a su hermano con preocupación.
Las hermosas ropas de los gemelos estaban tanto sucias como ensuciadas por jugar en el jardín tan temprano en la mañana.
—No te preocupes, lo arreglaré en cuanto volvamos —dijo Alfonso con una mirada decidida—. Vamos, antes de que madre nos vea así —tomó la mano de su hermana y empezó a correr en dirección al palacio.
—¡También han llegado vuestros primos! —gritó Philip en dirección a los gemelos—. ¡Estoy seguro de que os están esperando a los dos!
—Gracias… —Alfonso le hizo un gesto a Philip con la mano sin mirar atrás.