Había llegado el momento de la llegada de la primera caravana. Gladiolo acababa de ponerse la ropa y se miraba a sí mismo frente a un espejo de cuerpo completo.
—¿Cómo me veo, Jeremy? —preguntó Gladiolo—. ¿Estoy bien? ¿No doy un aspecto intimidante o algo así? ¿Tengo un aura dominante?
Gladiolo llevaba un traje gris elegante que no era demasiado llamativo. Estaba en la frontera entre ser sofisticado y elegante al mismo tiempo.
—Se ve bien, mi señor —suspiró Jeremy—. No se preocupe demasiado. Estoy seguro de que todo saldrá bien.
—¿Tú crees? —Gladiolo parecía un poco nervioso—. ¿A qué hora los voy a conocer?
—En realidad, la caravana acaba de llegar —Jeremy abrió un documento que tenía en sus manos—. Se encontrará con ellos dentro de una hora y les dará el discurso que ha preparado.