El sol acababa de ponerse y Gladiolo y yo llegamos al salón de baile justo a tiempo. El interior estaba lleno de nobles invitados al evento. Todos llevaban sus máscaras con diferentes decoraciones.
—Supongo que debemos ponernos nuestras máscaras ahora —dijo Gladiolo y llamó a su sirviente.
No pasó mucho tiempo antes de que el sirviente volviera con una caja. Al abrirla, había máscaras blancas a juego con detalles dorados. Gladiolo sacó la máscara femenina y me miró.
—Aquí, permíteme ayudarte —dijo Gladiolo—. Colocó la máscara en mi rostro con cuidado y la ató. —Estoy un poco triste de no poder ver completamente tu hermoso rostro —besó el dorso de mi mano—. Luego, Gladiolo se puso su máscara.
En la entrada del salón de baile, el heraldo anunció nuestra llegada.
—Príncipe heredero Gladiolo y Princesa heredera Alicia —el heraldo dijo con voz fuerte.