—Sí. Déjamelo a mí —Jack dijo golpeando su pecho con el puño con confianza—. Soy el mejor ladrón que haya existido en este continente —dijo con orgullo.
—¿Es eso algo de lo que estar orgulloso? —me reí—. Pero por favor ten cuidado. El camino hacia el colgante está lleno de trampas mágicas —lo miré preocupada.
Jack podría ser el mejor ladrón que haya, pero lo que estaba robando no es algo común. Estaba bien protegido y lleno de trampas mágicas en el camino.
—No te preocupes por mí, princesa. Seguro que estaré bien —Jack me tranquilizó. Sonreí sabiendo que las capacidades de Jack pueden ayudarlo en su misión.
Luego miré a William, que todavía estaba de mal humor. Estoy segura de que también estaba enojado conmigo.
—William… —me acerqué a él. Todavía me estaba dando la espalda—. Lo siento mucho. Tengo mis razones por las que no pedí tu ayuda —dije disculpándome.
William seguía en silencio y con el ceño fruncido. Agarré su mano y la apreté suavemente.
