"Abrí los ojos con los rayos del sol brillando en mi rostro. Escaneé la habitación en la que estaba y me di cuenta de que estaba en mi propia habitación. Intento mover mi cuerpo y levantarme, pero puedo sentir que mi cuerpo está pesado y dolorido.
Luego sentí a alguien sosteniendo mi mano derecha. Cuando miro a mi lado veo a León durmiendo profundamente a mi lado.
Intento retirar mi mano suavemente, tratando de no despertarlo. Pero con solo mi pequeño movimiento veo que él se mueve un poco y aprieta mi mano. León abrió lentamente los ojos. Me miró suavemente y su boca se curvó en una maravillosa sonrisa.
—Buenos días, bella durmiente —dijo León.
—B-Buenos días —le respondí.
León acababa de despertar pero parecía aún más guapo a la luz de la mañana.
—¿Cómo te sientes? —me preguntó León.
—Siento que todo mi cuerpo está adolorido —confesé—. Duele si me muevo incluso un poco.