Los ojos de Leon estaban cerrados pero pudo desarmar a Santiago. Se lanzó directamente hacia Santiago y colocó su espada en su garganta.
—Has perdido joven señor Santiago —dijo Leon perezosamente.
—P-pero, ¿c-cómo...? —Santiago no lo podía creer.
—Sir Leon fue el ganador de este duelo —escuché decir a Bradford—. Como ganador, Sir Leon. Puedes decir tu demanda al perdedor.
Leon apenas pudo abrir los ojos pero miró a Santiago con desgana.
—Arrodíllate ante mi princesa Alicia y pide su perdón —dijo Leon fríamente.
—¿Quieres que me arrodille frente a ese bastardo? —Santiago contenía su ira.
Después de escuchar las palabras de Santiago, la ira pasó por los ojos de Leon. La hoja de la espada en la garganta de Santiago mordió su carne y comenzó a gotear sangre.
—¿Preferirías que te avergonzara frente a todo Alvannia? —dijo Leon.