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Chapter 5 - Príncipe Heredero Regaleon

Entonces la música llegó a su fin y comenzamos a disminuir el ritmo hasta que la música se detuvo. Un fuerte aplauso se escuchó en el salón de baile.

Nos miramos por un momento antes de que los vítores de la multitud nos llegaran. El joven se inclinó ante mí y yo le di mi cortesía.

—Príncipe Heredero Regaleon Yosef Astley de Grancresta —escuché a mi padre, el rey, detrás de mí—. Es un placer que nos honre con su presencia hoy.

—¿Príncipe heredero? —pregunté—. Por eso su nombre me sonaba familiar, era uno de los príncipes de Grancresta. Sabía que la familia real de Grancresta tenía seis príncipes luchando por la posición de príncipe heredero, pero no sabía que ya habían elegido a su príncipe heredero. Y pensar que el hijo menor fue elegido para ser el príncipe heredero. Según tengo entendido, tenía dieciocho años.

—Es un placer estar aquí, su majestad Rey Edward Von Heist de Alvannia —respondió Regaleon.

—Realmente eres tan audaz como se decía en los rumores. Robando el primer baile de la tercera princesa esta noche de su padre —mi madrastra, la reina, acababa de llegar a la escena—. Estaba lanzando dagas entre mí y Regaleon.

—Lo siento. No sabía que había una costumbre aquí en Alvannia de que el primer baile de la princesa debía ser con su padre —Regaleon dijo con un comportamiento orgulloso como si realmente no lo sintiera en absoluto—. Solo pensé que me gustaría bailar con la tercera princesa, así que se lo pedí. Espero que esto no ofenda al Rey Edward.

—Jajaja, en absoluto joven príncipe. Sé que la familia real de Grancresta es conocida por su naturaleza impulsiva. Estoy seguro de que has quedado cautivado por la belleza de mi hija —dijo mi padre.

—Sí, mi rey, somos realmente impulsivos. Estamos seguros de conseguir lo que queremos —Regaleon dijo sarcásticamente.

Había tensión entre mi padre y el príncipe heredero. Sus palabras estaban revestidas de respeto, pero en el fondo podía sentir que se estaban insultando mutuamente.

—Príncipe heredero —un joven muy alto se acercó a Regaleon—. Era mucho más alto que el príncipe heredero y tenía el cabello largo y oscuro recogido en una cola de caballo. Lo veo susurrando al oído de Regaleon. Debe ser el ayudante del príncipe.

—Supongo que tendré que acortar esta visita. Ha surgido un asunto importante. Lamento irme temprano de su baile, princesa Alicia —Regaleon me estaba hablando.

—Está bien, príncipe heredero. Le deseo un buen viaje —dije.

—Gracias, princesa, por dejarme bailar contigo. Rey Edward, Reina Erica. Tomaré mi licencia —Regaleon hizo una reverencia y se fue con su ayudante.

—Joven irrespetuoso —escuché decir a mi madrastra.

—Ahora Erica, no armes un escándalo —dijo mi padre—. Su país sigue siendo más fuerte que el nuestro. Su poder militar es tan grande que no podemos atrevernos a ofenderlos directamente.

—Hmph —mi madrastra se dio la vuelta para irse. Me lanzó una mirada enojada cuando pasó junto a mí.

***

El príncipe Regaleon y su ayudante entraron en un carruaje y se alejaron del castillo.

—Su alteza, todo ha sido organizado y está de acuerdo con el plan —dijo el ayudante.

—Muy bien Dimitri —dijo Regaleon—. Tienen algo bajo la manga. Quiero saber qué es.

—Su alteza, acerca de la tercera princesa de Alvannia, ¿está seguro de esto? —preguntó Dimitri.

—Princesa Alicia Roselyn Von Heist. Sí, nunca tuve dudas. Lo sabes, Dimitri —dijo Regaleon con confianza.

—Entiendo, su alteza —Dimitri hizo una reverencia.

En la familia real de Grancresta, era una costumbre que un rey tuviera muchas esposas. Propagaban sus semillas y ampliaban su linaje. Pero para un príncipe de Grancresta dar una rosa azul a una dama de noble cuna o de linaje real significa que la eligió para ser su primera y legítima esposa.

La primera vez que Regaleon posó sus ojos sobre la princesa Alicia, al ver su cabello rubio platino y sus ojos plateados, al ver su belleza incomparable, en ese momento supo que ella era la única que debía estar a su lado como su reina.

Regaleon abrió las cortinas del carruaje y miró al cielo nocturno. Las estrellas parpadeaban con fuerza. Recordó los ojos plateados de Alicia que brillaban bajo su abrazo.

—Princesa Alicia, definitivamente te haré mi reina y estarás a mi lado —Regaleon se susurró a sí mismo.