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Sentada frente a su espejo de vestidor, Mia sintió el delicado tirón del cepillo mientras su madre trabajaba meticulosamente los enredos en su cabello recién lavado.
Sus ojos estaban cerrados, saboreando el raro momento de paz, aunque su mente estaba lejos de estar tranquila.
La presencia de su madre era una especie de consuelo. A pesar del resentimiento latente que Mia sentía por la complicidad de sus padres en su matrimonio arreglado con Henry, sus acciones recientes mostraron verdadero arrepentimiento.
Habían arriesgado todo para rescatarla de las garras de Henry, y eso decía mucho. Era un pequeño paso hacia la reconstrucción de la confianza, pero era un paso, no obstante.
Tras el altercado con Henry, él había retirado públicamente su apoyo a la empresa, pero afortunadamente, su padre no se inmutó por eso y estaba trabajando duro para conseguir otros inversores ahora.