Dentro del dormitorio de Bryan, él atrajo a Sonia hacia sí mismo mientras caía en la cama para que ella estuviera acostada encima de él. Sonia levantó una ceja cuando él deslizó sus manos por su espalda expuesta, —¿Pensé que no te gustaban este tipo de atuendos? Me pediste específicamente que no comprara este vestido—, le recordó juguetonamente.
—Aun así, fuiste y lo compraste. Deberías ser castigada por ser una chica tan terca y traviesa, ¿no crees?— Bryan preguntó mientras sus manos se movían por su espalda y hasta su trasero, donde agarró ambas nalgas.
—Sonia se rió mientras inclinaba la cabeza para mirarlo, —¿Sabes que no tenemos tiempo para jugar, verdad?—
—¿Quién lo dice? Tenemos todo el tiempo del mundo—, dijo Bryan mientras deslizaba lentamente las manos por sus muslos y luego entre sus piernas, haciéndola estremecerse un poco antes de subirle el escaso vestido por los muslos para que su trasero quedara expuesto.