Tom miraba a los ojos de Lucy a través de sus lentes mientras ambos estaban allí parados en la calle abierta mirándose el uno al otro, sin preocuparse por el mundo. Nada importaba más en ese momento para ninguno de ellos que la persona que estaba parada frente a ellos.
Tom podía ver las preguntas nadando en sus nublados ojos grises. Sabía que ella necesitaba que él le diera respuestas que aclararan cualquier duda que tuviera sobre él. ¿Cómo iba a hacer eso? ¿Por dónde iba a empezar? —¿Qué estabas haciendo aquí afuera? —preguntó curioso mientras apartaba la mirada de ella para mirar el apartamento que acababa de pedir que pusieran a la venta.
Lucy se encogió de hombros, —Estaba aburrida. Necesitaba pensar, así que estaba dando un paseo y terminé aquí, —dijo con una pequeña sonrisa, —¿Por qué te mudas, Tom? —preguntó, mirándolo con ojos serios. Tenía muchas preguntas, pero decidió tomarlas una a la vez.