Tom observó cómo la expresión de sorpresa en el rostro de Lucy se transformó en incredulidad y luego en diversión mientras llevaba una mano a su boca para ahogar su risa. —Casi me lo haces creer por un momento —dijo, golpeando su hombro juguetonamente con su otra mano.
Tom agarró su mano en su hombro mientras miraba fijamente a sus ojos. —En serio, Lu. No quiero tener que mentirte sobre esto también.
Las cejas de Lucy se juntaron en una mueca de confusión. —¿También? ¿Me has mentido sobre algo más?
Tom suspiró mientras soltaba sus manos. —Sí. Y tampoco voy a decirte la verdad todavía. Solo trato de no decirte demasiadas mentiras, así que cuando finalmente te diga la verdad no estarás muy enojada conmigo, espero —dijo Tom aún mirándola a los ojos.