Después de la cena, Tom y Lucy decidieron dar un paseo vespertino alrededor de la casa mientras esperaban a que Lucas llegara.
Caminaban lado a lado, con los dedos entrelazados.
—Es tan gracioso y dulce que Lucas esté enamorado de Amy —dijo Lucy, con una sonrisa dibujada en sus labios.
—¿Por qué te parece gracioso? —preguntó Tom, y ella sonrió ampliamente.
—Recuerdo lo a la defensiva que se ponía cada vez que preguntaba o insinuaba que tenía sentimientos por ella. Me alegra que finalmente lo esté intentando —dijo ella y Tom sonrió.
—¿No te importa que la novia de tu hermano sea tu secretaria? —preguntó Tom y Lucy levantó una ceja.
—¿Por qué debería importarme? Amy es maravillosa. Sabes que me cae bien —dijo Lucy y Tom asintió.
—Sí, lo sé. Y tú me gustas —dijo Tom y Lucy rodó los ojos pero sonrió.
—Quiero que me cargues en hombros —dijo Lucy y Tom se volteó para mirarla.
—Eso es tan repentino —dijo él al voltearse.