El sol del miércoles por la mañana se asomaba por las persianas, lanzando un cálido rayo de luz a través del dormitorio mientras Jade dormía plácidamente.
Harry, siempre el madrugador, decidió aprovechar el tiempo tranquilo para tener una charla rápida con Candace y Andy antes de que partieran hacia el aeropuerto. Los encontró charlando en la cocina mientras preparaban el desayuno.
—Buenos días, hermanas mayores —Harry los saludó, con una sonrisa en los labios.
—Buenos días, hermanito. ¿Quieres café? —preguntó Candace y cuando Harry asintió, ella fue a servirle una taza.
—Gracias —dijo Harry al tomarla y luego se aclaró la garganta—. De hecho, hay algo de lo que quería hablar con ustedes antes de que se vayan.
Candace y Andy intercambiaron una mirada curiosa. La sonrisa en sus caras desapareció, reemplazada por una mirada compartida de preocupación.
—¿Está todo bien, Harry? —preguntó Candace, preguntándose por qué de repente parecía tan serio.