—Te extrañé tanto, mi reina del regreso a casa —susurró él y Lucy sonrió, sus ojos brillando de diversión ante su evidente alegría.
Lucy se rió, empujándolo juguetonamente. —Tranquilo, Romeo, solo estuve fuera por dos días.
Él fingió estar herido, llevándose la mano al pecho de manera dramática. —Dos días, Julieta —declaró con una voz falsamente seria—. Dos enteros días sin que tu luz iluminara este dormitorio.
Su sonrisa se suavizó, un toque de calidez reemplazando la diversión. —Haces que suene como si hubiera estado fuera por años, y no solo un par de días.
—Bien podría haber sido así —confesó él, su voz sincera—. La casa se sintió… vacía sin ti. Y el dormitorio estaba frío sin tu sonrisa. Sabes que tu sonrisa calienta la habitación más que cualquier lámpara.
Ella le dio un manotazo juguetón en el brazo. —Exagerado.
