Andy tenía el ceño fruncido en su cara mientras pensaba en Cassidy. No podía evitar preguntarse por qué se estaba haciendo el esquivo a pesar de que habían llegado a un entendimiento la última vez que hablaron y él le dio las fotos de Candace.
Ella sabía a ciencia cierta que la gente de la Isla había organizado una pequeña fiesta de bienvenida para él la noche anterior, pero él no la había invitado ni la había llevado consigo. Ni siquiera sabía cuándo se fue a la fiesta.
Apenas sabía algo sobre sus idas y venidas ahora, y dudaba que todavía durmiera en su dormitorio al lado del de ella.
No es que le importara dónde dormía o si lo veía o no. Pero le molestaba que la trajera aquí y ni siquiera tuviera la cortesía de al menos estar al tanto de ella con frecuencia para saber si estaba bien o no.
—¿Por qué frunces el ceño? —preguntó Maribel mientras miraba el rostro de Andy.