—Buenos días, Señorita Perry. ¿Ha descansado bien esta noche? —Tom saludó cortésmente cuando Lucy se unió a él junto al coche a la mañana siguiente.
Ella no llevaba sus lentes como ordenó y su largo cabello negro caía sobre sus hombros en cascadas. Estaba vestida con un traje color melocotón, con una camisola blanca por dentro, y un bolso blanco en su muñeca derecha a juego con los tacones de aguja blancos en sus pies.
Lucy parpadeó un momento pensando si no estaba segura de que le estaba hablando. ¿Había sido anoche un sueño? ¿O quizás había estado bajo el efecto de drogas duras? Lucy se preguntó mientras lo miraba fijamente. Al mirarlo más de cerca, notó la diversión en sus ojos. Definitivamente no era un sueño. Estaba intentando jugar con su mente.