Lucy todavía estaba contemplando si ir al apartamento de Tom o esperar a que él viniera al suyo cuando él llamó a su puerta. Miró hacia abajo la camiseta negra de gran tamaño que llevaba sobre sus mallas y decidió que se veía lo suficientemente decente antes de abrir la puerta.
Tom observó su apariencia de un vistazo y sus labios se torcieron en diversión cuando notó que había vuelto a atar su cabello en una cola de caballo y llevaba sus lentes de nuevo. —Espero acostumbrarme a ambas versiones de ti algún día —dijo mientras entraba cargando una caja de pizza en una mano y una botella de vino en la otra mano.
—Estoy segura de que lo harás —dijo Lucy con una pequeña sonrisa mientras cerraba la puerta detrás de él y caminaba directamente hacia su cocina. Regresó con dos copas de vino y dos platos de porcelana que colocó en la mesa central antes de sentarse en el sofá que estaba junto al que Tom estaba sentado.