—¿Qué pasa con los señores del cártel? ¿Pudieron atraparlos? ¿A todos ellos? —Jade preguntó, conteniendo la respiración mientras ponía una mano en la parte izquierda de su pecho, que sentía como si su corazón estuviera a punto de salir disparado de él.
—Sí. Eran cuatro. Dos entre ellos están muertos. Fueron abatidos mientras intentaban escapar. Uno está en el hospital y el último está en nuestra custodia —le informó la persona al otro lado del teléfono, y el aliento de Jade salió en un suspiro de alivio.
—Eso es genial. Estoy tan contenta de que esto esté casi terminado —dijo Jade felizmente mientras se dejaba caer en la cama. Ahora no tenía que preocuparse por nada ni seguir mirando por encima de su hombro.
—No se ha terminado. No bajes la guardia. Por cierto, se suponía que debían ser cinco. Uno de ellos falta —dijo, refiriéndose a Cassidy.—