Lothaire observó a Irene mientras dormía. Hoy, su piel lucía mucho mejor. Se estaba recuperando bien. Él estaba feliz de verla recuperarse e incluso la dejó para que pasara un tiempo a solas con su familia. Mientras tanto, él la observaba desde El Ojo.
Euphorión iba a verla de vez en cuando, y esos eran los momentos en que Lothaire no podía soportar mirar El Ojo. No quería verla quedarse con aquel demonio del agua, hablando y riendo con él. Parecía feliz en su compañía. Tal vez ella también estaba empezando a sentir lentamente la conexión entre ellos. Tal vez ella nunca estaba destinada a estar con él.
Extendió la mano hacia su rostro, dejando que sus dedos se deslizaran por su mejilla. Su hermoso rostro que ahora estaba cubierto de quemaduras. Ella había pasado tanto dolor pero no se quejó ni una sola vez.
No podía creer que había estado tan cerca de perderla. Habían esquivado la puñalada por un centímetro.
—Irene —susurró su nombre.