Heaven fue a ver al general Kian tan pronto como dejó a su padre. El general Kian estaba ocupado planeando la guerra y estaba en una discusión con otros hombres cuando lo encontró. En medio de su discurso, se dio cuenta de ella y se disculpó para venir y verla. Se acercó a ella con una gran sonrisa.
—Su Alteza, me alegra verla. Realmente parecía feliz de verla.
—Gracias. ¿Cómo has estado? —preguntó.
—Estoy mejor ahora que estás aquí, Su Alteza —dijo.
Heaven tuvo la impresión de que él le gustaba. Esperaba que no, porque a ella le gustaba mucho él. A pesar de su corta edad, actuaba con madurez y tenía mentalidad avanzada. También la apoyaba y no quería perderlo como un buen hombre a su lado debido a sentimientos no correspondidos.
—Eres muy amable —sonrió.
—Espero que no te estés esforzando para estar aquí. Todavía te ves mal —le dijo con preocupación.
—Estoy bien —respondió, pero justo entonces sintió un poco de mareo y náuseas.