¡Zamiel! ¡Zamiel! ¡Zamiel! —Lothaire gritó, volcando su habitación. Gritó, rompió cosas y casi incendió su habitación, pero nada lo calmó. Su primer instinto después de descubrir que Heaven e Irene se habían ido era encontrar a Zamiel y causar estragos. Pero ese demonio era inteligente y probablemente esperaba esa reacción de él. No iba a permitir que se viera patético frente a él.
Tenía que calmarse y pensar. ¿Debería seguir fingiendo que no quería a Irene, o simplemente admitirlo y encontrar otra forma de amenazarlos?
Lothaire iba de un lado a otro, cada vez más agitado. Todo su plan estaba arruinado. Ya no podía pretender que era a Heaven a quien quería, y ahora que Irene lo sabía, sería más difícil manipularla. Tal vez incluso imposible. O incluso peor. Es posible que no tenga la oportunidad en absoluto.