—La mejor salida siempre es seguir adelante —Robert Frost.
—¿Por qué estás llorando? —preguntó cuando ella no pudo evitar que las lágrimas salieran de sus ojos.
—Yo… Tengo que irme —sollozó ella—. No puedo quedarme contigo. No puedo quedarme aquí —se sinceró—. Había estado intentando encontrar el momento correcto o la manera adecuada de decirlo, pero no había tal cosa.
Él no pareció sorprendido. Era casi como si lo estuviera esperando.
—No tienes que irte. Sabes que volvería a pasar por el mismo dolor solo para estar contigo —habló calmadamente.
Cielo se levantó y dio un paso atrás. —Pero yo no puedo pasar por el mismo dolor otra vez —lloró—. No soy tan fuerte.
—¿Así que simplemente te irás? —preguntó él.
—¡Sí! —casi gritó—. Quiero irme. Estoy cansada de esto —luchó contra las lágrimas, pero ellas lucharon contra ella, forzando su salida.
Había tanto acumulamiento de ira y frustración dentro de ella que estaba buscando salir.