Cielo no podía dormir a causa del dolor en su brazo. Ahora entendía hacia dónde iba el dolor. Entraba en ella y después de tomar tanto el dolor de Oliver como el de Calum; se tumbó en el suelo mirando hacia el otro lado. Pretendiendo estar dormida para que ellos no supieran que estaba sufriendo. Tomó mucho tiempo que el dolor desapareciera.
Cuando el dolor se fue por completo, tomó un profundo respiro, relajándose finalmente. Ahora intentó dormir, pero el suelo estaba frío y sentía como si estuviera respirando polvo. Al voltearse, encontró a Oliver y Calum durmiendo sin problemas, pero Zarin también tenía dificultades para dormir como ella. Tal vez incluso más que ella.
Cuando él se volteó, se acostaron frente a uno al otro. La miró durante un rato.
—¿Estás bien? —preguntó.
Cielo asintió.
—¿Y tú?
—Estoy bien —respondió—. ¿Estás segura de que tu padre sabe lo que pasó?