—Con el corazón latiendo fuertemente, las manos sudando, Heaven cerró los ojos y finalmente lo apuñaló después de un largo momento de vacilación. Esperaba sentir que su cuchilla cortaba algo, resistencia, pero fue como si apuñalara el aire delgado.
—Lentamente, abrió los ojos. Zamiel había desaparecido. Miró su cuchilla, no había rastro de sangre.
—Heaven soltó la cuchilla y cayó de rodillas. Enterró su rostro en sus manos y comenzó a llorar. Lloró fuerte, sin importarle si alguien la escuchaba. La sensación de alivio que la invadió fue abrumadora. No lo soportaba.
—Zamiel.
—La eligió a ella.
—Escogió no dejar que ella sufriera.
—Prefirió su felicidad antes que la de él.
—Sabía que había esperanza. Sabía que había una parte de él que aún estaba viva, una parte de él que aún podía amar y preocuparse. Solo necesitaba tiempo y apoyo. Ella estaría allí para él cuando la necesitara.