Zarin se paró frente a la espeluznante casa vieja donde creía que se alojaba el demonio antiguo. Este ser antiguo necesitaba mantenerse alejado del Cielo. Era peligroso y la estaba utilizando y confundiendo.
Desde que llegó a su vida, había cambiado y no era un cambio que le gustara. Ella siempre había querido ser libre. No entendía por qué de repente quería convertirse en una gobernante. Zarin no quería ese estilo de vida para ella. Quería que ella fuera feliz y estuviera libre de los deberes y obligaciones reales.
Pero el Cielo se dirigía en la dirección opuesta, y eso hacía que ella estuviera ocupada la mayor parte del tiempo. Estaba trabajando tan duro en algo que no beneficiaría a ella, algo que la uniría a muchas responsabilidades.
También la hizo más distante, y ella permaneció enojada con él durante más tiempo. Parecía que ella ya no podía entenderlo.