—Cielo le dijo a Gina dónde debía encontrar al extraño de ojos plateados. Rosa negra de madera.—Gina sabía dónde estaba, pero no le gustaba la idea de ir allí.
—¿Por qué te dijo que lo encontraras allí? Escuché que ese bosque es espeluznante. —Cielo quería echarse atrás, pero luego reunió valor y decidió acabar con eso.
—¿Deberíamos sentir miedo? Digo, somos lo que la gente teme. —Quizás la gente creía que seres sobrenaturales como fantasmas o demonios habitaban en el bosque, pero Cielo no creía en fantasmas y era un demonio.
—Gina se encogió de hombros. —Sí. Supongo que no tenemos nada de qué temer.