Klara se despertó con ganas de disfrutar su día después de mucho tiempo. Su cuerpo dolía dulcemente por la actividad de anoche y sus mejillas se ponían calientes al recordar los detalles. ¡Dios, cómo pudo haber actuado de esa manera!
Despacio, giró en la cama esperando encontrar a Roshan durmiendo a su lado, pero para su sorpresa y decepción, él no estaba allí.
Se levantó y miró a su alrededor. No estaba por ningún lado. Por alguna razón, su corazón latía rápido y su estómago se revolvía.
—Roshan —lo llamó.
Pero nadie respondió.
—¡Roshan!
Nada de nuevo. Su corazón se apretó, dificultándole respirar. Sus ojos picaban, lágrimas amenazaban con correr por sus mejillas como ríos. Abrazó sus brazos, como si eso aliviara el dolor.
—Roshan —dijo entrecortadamente mientras las lágrimas comenzaban a caer por sus mejillas.
¿Cómo pudo pasar esto? Él la había usado y la había dejado. ¿Cómo pudo hacerle esto? ¿Por qué lo confió tan fácilmente?
Ella era estúpida, una tonta y una idiota.