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Chapter 10 - Capítulo#10 “Dolor”

Hora: 03:27 AM

Fecha: Error de Cálculo

Ubicación: Desconocida

Época: Error de Cálculo

......….

Todo era oscuridad, no había ni un poco de luz en ese lugar, o al menos por el momento. De forma lenta, pero constante, el pelinegro comenzó a recobrar la conciencia, su vista se encontraba borrosa y apenas podía interpretar lo que escuchaba. Sin estar aún en sus cinco sentidos e intentó caminar hacia donde, según él, había una salida, sin embargo, sintió como algo lo detenía.

Una vez su tacto se recuperó, el pelinegro pudo percibir una pesadez en sus muñecas, al tirar de ellas un sólido metálico llegó a sus oídos, aún no sabía muy bien qué era, pero cuando su vista se había recuperado por completo, noto que estaba encadenado.

X: veo que despertaste

En cuanto escucho que alguien pronunciar palabras, sus cinco sentidos se habían afinado al instante, estaba alerta en ese momento. Stan trató de buscar la fuente de la voz, pero no fue necesario. De las sombras salió una mujer de figura esbelta, no medía más de 1.68, su piel era pálida, no parecía haber salido al sol en mucho tiempo, su cabello estaba desordenado y debajo de sus ojos, las ojeras eran muy notables.

Stan: ¿Quién carajos eres? — (pregunto, aún aturdido por la droga)

Isabel: ¿Dónde están mis modales? — (se cuestionó) — soy Isabel, aún que tú me conoces de otra forma — (pauso mientras una sonrisa se curvo en sus labios) — A-62b

El pelinegro escuchó como era nombrado, como si fuera un producto a vender, aunque estuviera en sus cinco sentidos, su cerebro aún era afectado por la droga así que reconocer rostros no era fácil para él en este momento. Sin quitarle la vista de encima, Stan cuestionó lo que ella estaba diciendo, ¿Acaso era un tipo de juego psicólogo?, no lo sabía.

Isabel: no me digas que te has olvidado de tu amiga — (dijo con voz neutra)

Es entonces que, al pasar unos segundos, por fin el sistema de Stan estaba libre de analgésico, permitiéndole reconocer el rostro de la mujer, grata fue su sorpresa al saber quién era.

Stan: ¿Mey? — (cuestionó consternado)

Isabel: ¡Bingo! — (exclamó) — siempre tan inteligente.

El pelinegro tenía varias preguntas en la cabeza, pero ninguna sería contestada en ese momento. Isabel se acercó a una mesa, y abrió una computadora, para tomar una grabadora y empezar a hablar.

Isabel: Bitácora #1 — (dijo mientras dirigía su mirada a Stan) — Soy la Dra. Meyla Isabel Zaharie — (mencionó) — son las 3:30 de la mañana — (dijo mientras tecleaba en la computadora) — experimento A-62b, sujeto de prueba — (hizo una leve pausa y observó fijamente al pelinegro) — Huniberth Stanislav Lazarescu.

......…..

Hora: 22:20 PM

Fecha: 15 de agosto de 2020

Ubicación: Ciudad de México

Época: 2 años en el futuro

......…

El ambiente era frío y tenso, Mey observaba estupefacta a su amigo, sin embargo, este no era él, no era su Stan. Este pelinegro, a pesar de su piel morena, eran muy notables sus ojeras, parecía no haber dormido en varias semanas, sus ojos apagados, sin ningún rastro de alegría o esperanza, ahora solo quedaba odio y rencor en ellos.

Mey: ¿Qué te sucedió? — (pregunto)

Ella se estaba preocupando genuinamente por ese Stan, sin embargo, el pelinegro no parecía reaccionar, no había emoción, ni una pizca de ello. El mercenario simplemente volvió a colocar se la máscara y la capucha, y procedió a irse.

Mey: ¡Espera! — (exclamó)

La pelinegra detuvo al chico, sujetándolo del brazo le pedía que no se fuera que lo necesitaba, en ese momento, Stan volteo a ver a su amiga y ahora, Mey pudo notar un profundo odio hacia ella, cosa que la dejo totalmente desconcertada.

Stan: sígueme — (dijo)

Mey no sabía por qué la reacción de su amigo, pero, al menos ya no estaba sola. A pesar de lo que había sucedido anteriormente con Mia, la pelinegra le invitó a ir con ella y aunque la anterior sudaba de si hacerlo, eventualmente cedió. Durante el transcurso de la caminata, no sucedió nada importante, el lugar está callado y el viento silva tras su pasar, hasta que llegamos a lo que parece ser un apartamento, donde entraron los tres.

El lugar, no era la gran cosa, pero era acogedor, mientras Stan se dirigía a donde parecía ser su cuarto, las dos chicas conversaban de la situación actual.

Mia: esto no tiene sentido — (dijo)

Mey: ¿De qué hablas? — (cuestiono)

Mia: el no tiene sentido — (dijo refiriéndose a Stan)

La pelinegra quedó totalmente confundida, no sabía ni un poco qué era lo que estaba sucediendo, ¿Que se supone que no tiene se todo?, era la pregunta que no dejaba su cabeza. Antes de que Mia pudiera pronunciar palabras, Stan regresó. El antes mencionado no se había quitado la ropa con la que llegó, de hecho, estaba absolutamente igual, a excepción de un detalle, sus ojos están rojos e hinchados.

Sin ninguna prisa, el chico fue a la cocina y tomó lo que pareció ser una botella de whisky, a Mey le sorprendió esto, ya que su amigo, nunca tomaba. Con la botella en su mano, entró a la habitación principal y se sentó en el sofá frente a las dos chicas.

Stan: ¿Por qué volviste? — (cuestionó con voz ronca)

Mey: ¿Qué?

Stan: ¿Ahora te harás la loca? — (volvió a cuestionar)

La pelinegra ya estaba confundida con lo anterior sucedió con Mia, simplemente ya no tenía cabeza para ok que estaba sucediendo. Sin embargo, lo siguiente que estaba por responder, desataría algo, que le diera un golpe de realidad, un fuerte y horrible, golpe de realidad.

Mey: ¿De qué hablas? — (pregunto)

Esto solamente hizo que Stan se levantará molesto del sofá mientras se acerca a la pelinegra mientras repetía la misma pregunta, "¿De qué hablo?", así de forma progresiva hasta quedar frente a la chica. Una vez cara a cara, este le volvió a repetir la pregunta, su aliento tenía un fuerte olor a alcohol, además de emanar un potente olor a óxido.

Stan: Te largaste sin decir nada — (dijo) — me dejaste tirado como si de un perro se tratase — (reclamo) — y ¿Dices no saber nada?

El pelinegro estaba claramente molesto, pero para Mey, esto no tenía el mínimo sentido, ¿Qué se suponía que quería decir?, ella no había hecho nada. Mey intentó argumentar que apenas llegaba pero Stan simplemente no le permitía expresarse. La discusión aumentó de escala y ahora ambos se gritaban, uno reclamaba la ausencia y la otra, el no dejarla hablar.

Stan: ¡¡Me quedé solo!! — (exclamó) — ¡¡Te busqué por cinco años pero nada!! — (reclamo)

Mey: ¡¡No fue mi culpa!!, ¡¿Entiendes?! — (reclamo) — ¡Yo no quería esto!, ¡No tengo idea de lo que sucede! — (mencionó) — ¡Pero mira!, ¡Salió algo bueno de esto! — (insinuó) — ¡Dejaste de ser un niño!

Ese fue el paso que hizo que Mey conociera la cúspide de la paciencia de su amigo, el pelinegro simplemente, comenzó a reírse de una forma que la pelinegra conocía muy bien, pero Mia, comenzaba a asustarse, en especial por que parecía que esta pelea, era para ver quien podía hacer más daño.

Stan: ¿En serio crees que madure? — (cuestiono) — lo único que hice, ¡Fué resignarme! — (exclamó)

Mey: ¿De qué hablas?

Stan: quería olvidarte, quería dejar de sentir ese dolor — (dijo con una sonrisa) — pero sin importar cuando lo ignoraba, no podía olvidarte — (dijo con molestia pero sin borrar su sonrisa) — así que solo me resigne, soportando el dolor, ¡Que me causaba amarte! — (exclamó con las lágrimas amenazando con salir)

Mey intentó decir algo, pero las palabras simplemente no salían, ¿Cómo fue capaz de abandonar a su amigo? O, por lo que intuía, ¿Cómo pudo está versión de ella abandonarlo?, era algo que no tenía sentido para ella. La pelinegra observó cómo el chico se encaminaba hacia la salida así que en un movimiento audaz, lo tomó del brazo.

Mey: no sé qué fue lo que pasó — (dijo) — de verdad no lo sé — (mencionó) — pero deja que intente arreglar lo que hice — (propuso aún sin saber de qué trataba esto) — he cambiado Stan.

El chico ni siquiera volteó a verla, la mirada la tenía fija en la puerta sin decir ni una sola palabra, en un silencio tan tenso, que comenzaba a inquietar a las dos chicas. El pelinegro suspiró, tomó aire y se preparó para darle un golpe de realidad a Mey.

Stan: ambos cambiamos — (dijo) — ambos crecimos — (mencionó) — y para desgracia de ambos — (pauso para voltear brevemente hacia Mey) — tu no estuviste ahí.

Fue entonces que Stan se soltó del agarre de Mey y volvió a darle la espalda mientras caminaba a la puerta. La pelinegra no sabía qué opinar respecto a esto, ni siquiera sabía cómo la hacía sentir eso, sin embargo, esto apenas era el pico de la verdad. El mercenario abrió la puerta, se detuvo por un momento antes de salir, pensó sus palabras y dijo.

Stan: lo siento Mey — (dijo con voz apagada) — ahora estás sola.

Al terminar de decir eso, salió del departamento cerrando la puerta detrás suya. Mey no sabía qué era lo que sentía en ese momento, eso era, ¿Tristeza?, no, ella conocía muy bien ese sentimiento, era algo más que solo tristeza. La pelinegra se dejó caer sobre sus rodillas, mientras su mirada se perdía en sus pensamientos, sus sentidos se apagaron, ahora era ella con sus pensamientos nada más.

¿Lo perdí?, ¿Así de horrible se siente perder a alguien?, era lo que pasaba por la cabeza de Mey, mientras más lo pensaba, más razón tenía Stan, ella ahora estaba sola. El único amigo que no la dejó, el único amigo que la perdonó, por fin se había hartado y ahora, la abandonaba. Mia intentaba hacer reaccionar a la pelinegra, pero ésta simplemente no respondía, hasta que no pudo más y la abofeteó con mucha fuerza, trayéndola nuevamente a la realidad.

Mia: ¡¡Reacciona carajo!! — (Exclamó) — ¡No tenemos tiempo para estupideces! — (declaro)

Mey: largate — (susurro)

Mia: ¿Qué?

Mey: ¡Que te largues! — (exclamó)

La pelinegra empujó con todas sus fuerzas a Mia, aunque en realidad, solamente lo había percibido así, su cuerpo tardaba en procesar la información y por lo tanto, la fuerza que su cuerpo podía ejercer era muy poca. Mey siguió gritando, diciéndole a la castaña que se largara, que no quería ver a nadie, que ya no importaba si la mataban, habían capturado a su mejor amigo y probablemente estaba ya muerto, mientras que el Stan que se encontraron, la odiaba.

Mey: ¡Lárgate! — (dijo en llanto) — ¡Déjame morir! — (dijo sollozando)

Mia no pudo evitar identificarse con la pelinegra, no era el sufrimiento que todas experimentaban, ella aún no experimentaba eso. La castaña simplemente se sentó al lado de Mey e intentó consolarla, pero no tenían efecto sus intentos, sin más que hacer, comenzó a buscar una forma de regresar a la base.

......…..

Hora: 08:32 AM

Fecha: Error de Cálculo

Ubicación: Desconocida

Época: Error de Cálculo

......….

Gritos eran lo único que podían escucharse, ¿De quién?, la respuesta era un pelinegro que estaba siendo torturado con fines científicos, o al menos eso era lo que decía Isabel. Descargas eléctricas recorrían su cuerpo mientras gritaba de dolor, las descargas no eran letales, pero, aún así, eran lo suficientemente fuertes como para causarle un dolor intenso.

Isabel: ¿Ahora vas a cooperar? — (dijo mientras veía al chico)

Stan: ya te dije, que no se… — (dijo pero instantáneamente recibió una descarga)

Isabel: respuesta incorrecta — (dijo) — ¿Cómo funciona?

La pelinegra, había descubierto que él amuleto de Stan era diferente, no encontró una pulsera con el alebrije, así que supuso que su reloj era el amuleto. Intentó cortar el brazo del pelinegro para poder obtener el reloj, sin embargo, cuando cercenó el brazo del pelinegro, este volvió a unirse al instante.

Al ver que el pelinegro tenía una capacidad de regeneración prácticamente instantánea, decidió cortar el brazo y separarlo, sin embargo, al momento de hacer esto, el brazo se volvía ceniza, reapareciendo en su sitio natural. Isabel estaba en un dilema ahora, no podía cortale el brazo y no podría estudiar el amuleto y en caso de que no le importara que esté vivo, no podía matarlo o el amuleto se convertirá en polvo, su única opción era saber cómo funcionaba.

Stan: no sé cómo funciona — (dijo pero otra vez recibió una descarga)

Isabel: ¡Mientes! — (exclamó) — eres el único que no ha muerto — (mencionó) — así que dime, ¡¿Cómo funciona?!

Stan: ¿Qué? — (pregunto)

Isabel: ¿Te volviste sordo? — (cuestionó molesta)

Stan: ¿Cómo que soy… — (hizo una pausa) — el único que no ha muerto?

Fue entonces que Isabel se dió cuenta que hablo de más, apartó la mirada del pelinegro, tratando de evitar responder esa pregunta, sin embargo, ella sabía que la duda ya se había incrustado en la cabeza del pelinegro. La pelinegra volvió a preguntar sobre el funcionamiento del amuleto y aunque en verdad él no sabía cómo funcionaba, Isabel creía que él estaba mintiendo.

Nuevamente Stan recibió otra descarga, pero está vez, no grito, cosa que hizo que Isabel volteara a verlo nuevamente, grande fue su sorpresa, al ver como la electricidad viajaba por su cuerpo sin causarle daño, como si la misma, fuerza parte del pelinegro, en el momento que Isabel observó esto, hizo cesar las descargas.

Isabela: ¿Cómo hiciste eso? — (pregunto)

Stan: ¿Qué cosa? — (pregunto igual de confundido)

Isabel creía que le estaba mintiendo, pero su expresión se veía genuina, así que la idea de una mentira era incierta, sin embargo, el Alebrije del pelinegro era un atortuga, ¿Acaso su aparato había fallado?, no, era algo más, él se había adaptado, había evolucionado, o al menos eso era lo que pensaba la pelinegra.

Isabel: ¿Qué es lo que te hace tan especial? — (dijo mientras lo observaba fijamente)

Aunque Stan estaba consciente, Isabel había administrado pequeñas dosis de anestesia en el sistema de del pelinegro para mantenerlo bajo control, cosa que quería mantener la pelinegra, así garantiza que el chico no podría escapar. Ese fue el error que siempre persiguió a la chica, recuperar algo, que ya había perdido.

......…

Hora: 20:40 PM

Fecha: 16 de agosto de 2020

Ubicación: Ciudad de México

Época: 2 años en el futuro

......…

Mía había pasado todo un día tratando de encontrar una manera de cómo regresar a la base, sin embargo, ella no sabía cómo reparar su brazalete, se había roto cuando se enfrentó a Kora y no había vuelto a funcionar, no podía contactar a nadie, así que estaban atrapadas en ese sitio por ahora. En cuanto Mey, ella pasó la noche y día en un rincón del departamento, se encontraba en posición fetal, mientras abrazaba sus piernas, trataba de reprimir sus sollozos, aún no había terminado de procesar lo que sucedió la noche anterior. Mía había visto a la pelinegra en ese estado por horas, no parecía estar mejorando y comenzaba afectar le a ella también, parecía recordar lo que había sucedió antes con ella. La peli castaño se sentó al lado de Mey y trato de conversar un poco.

Mia: creo que estaremos aquí por un buen tiempo — (dijo) — así que debemos llevarnos bien.

La peli castaña intentó conversar con Mey, pero la misma se negaba a hablar. Mía no le dió importancia a esto y empezó a hablar con ella, a pesar de que ella no respondía, sin embargo, después de tres o cuatro oraciones, empezó a sentirse ignorada. Esto hizo que empezará a molestarse, ella estaba intentando animarla, pero Mey simplemente la estaba ignorando, sin saber qué más hacer, Mia desahogo sus frustración con la pelinegra.

Mía: ¡¿Puedes dejar de llorar?! — (exclamó molesta)

Mey: ¡Cállate! — (exclamó) — maldita zorra.

Eso fue lo que colmó la paciencia de Mia, así que se lanzó sobre ella y una pelea entre las dos comenzó. Mientras las dos trataban de golpear se simultáneamente, gritaban las razones por las cuales no se agradan mutuamente.

Mía: ¡Si tan solo entendieras las cosas! — (exclamó mientras trataba de golpearla)

Mey: ¡¿Que no les bastó con arrebatarme a Stan?! — (cuestionó molesta y tratando de lastimar la)

Mía: ¡Tú no sabes que es perder a alguien! — (exclamó tratando de acertar un golpe)

Mey: ¡¿Con qué derecho dices eso?! — (grito molesta)

Mía: ¡¡Por qué yo ya perdí a Stan!!

Ambas se quedaron quietas, ninguna se movía, Mía terminó sobre la pelinegra, inmovilizando la, Mey quedó muda ante lo antes dicho por la castaña, ¿había escuchado bien?, por otro lado, Mía se percató que otra vez había hablado demasiado, se supone que nadie en la O.S.M. debe de hablar de esto con otra variable, pero le fue imposible no hacerlo, la pelinegra ya la tenía harta.

Mey: ¿Qué?...

Esa fue la única pregunta que su cabeza pudo formular, no lograba entender del todo a que se refería con eso, era como una bomba de información que estaba atormentado más que antes. Mía solamente se levantó y comenzó a alejarse, dejando a la pelinegra perdida en sus pensamientos, la castaña trataba de evitar que las lágrimas salieran de sus ojos, pues comenzaba a recordar lo que una vez mató su alma. La castaña se detuvo por un momento, inhaló profundamente para mantener la compostura y luego hablo.

Mía: maldigo tu suerte

Una vez que dijo eso, cerró la puerta de uno de los cuartos, dejando a la pelinegra en medio de un silencio inquietante. Ahora ella se preguntaba, si en verdad, era tan afortunada como Mía lo decía.