Desde la antigüedad han existido seres más poderosos que el ser humano, seres con más fuerza, más resistencia y algunos de ellos con poderes que superaban lo ya conocido.
Entre los más poderosos estaban los vampiros, siendo los más alto en la cadena alimenticia, mientras que, por el más bajo estaban ellas.
Banshee, eran las más cercanas al Inframundo, aquellas que tenían un don excepcional con criaturas aún más poderosas y que por ningún motivo podían ascender a la superficie, o causarían la destrucción. Sin embargo, estás poderosas criaturas llamadas Banshee solo nacían cada 50 años, antes de las muertes de sus predecesoras.
Pero eso un día cambió. Alrededor de 1914 se desató una guerra por el trono de marfil, el cuál era poseído por aquel que la luna eligiera en una ceremonia cada mil años, debido a esto y durante la coronación ocurrió un gran incendio. Nadie supo cómo comenzó o quién lo inició y debido a que el ataque fue efectuado contra los vampiros, el ahora amo del trono comenzó una revuelta, hubo fuego y muertes por las sospechas a muchos seres pero lo peor se lo llevaron Las Hermanas, cómo serían conocidas más adelante; tres bellas mujeres Banshee que no serían reemplazadas en 20 años fueron degolladas frente a muchos y allí comenzó un infierno.
Aquel vampiro no solo había quebrantado una ley muy importante, sino que había asesinado a las únicas seres en todo el planeta que podían detener a los demonios y mucho tiempo antes de que sus sucesoras nacieran.
El caos había comenzado, criaturas oscuras habían comenzado a emerger muy lentamente, provocando que la brecha hacia el abismo creciera cada vez más, al no tener a ninguna Banshee tuvieron que unir fuerzas entre ellos para que nadie, ningún ser humano muriese, y a pesar de sus esfuerzos ellos finalmente se enteraron de su existencia. La cólera estallo entre los vivos, las opiniones de que todo sobrenatural debía morir comenzó a llenar cualquier foro de noticias, la única manera de calmar aquello era con una simple promesa:
"Nosotros los podemos detener"
Esa era la gran mentira que todo sobrenatural decía y los humanos terminaron creyéndolo, ahora vivían todos mezclados, algunos gritaban a viva voz lo que eran, otros se ocultaban fingiendo ser normal, un simple humano existiendo, pero la verdad era aún peor, las criaturas eran cada año más salvajes y aparecían cada vez más seguido, todos corrían peligro y aún no nacían ellas, las que serían capaces de detenerlos, pero no todo iba a ser bueno; ellos estaban sedientos por el control, deseaban poder manipularlas y así los humanos también caerían ante ellos.
Para su desgracia, él no iba a permitir aquello, y ellas estaban lo suficientemente ocultas para que nadie supieran dónde estaban.
Pero las cosas no siempre se
pueden ocultar.