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Chapter 2 - Capitulo 1

Desperté abruptamente, confundido y desorientado. Me encontraba atrapado dentro de una jaula y al explorar mi entorno, mis ojos se toparon con la figura de un hombre peculiar. Su tez clara contrastaba con sus ojos color marrón, y un bigote adornaba su rostro. Vestía un sombrero, pantalones y camisa blancos, junto con un chaleco con bordes dorados. Una corbata dorada acentuaba su atuendo y su chaqueta descansaba sobre sus hombros. Mientras lo observaba, se acercó a mí con paso lento pero firme.

-Parece que has despertado -mencionó el desconocido, clavando sus ojos en los míos, y noté que llevaba un monóculo dorado.

-¿Dónde estoy? ¿Por qué me encuentro aquí? ¿Y quién es usted? -pregunté, mi desesperación iba creciendo con cada palabra.

-¿Quién soy yo? -repitió mi pregunta- Digamos que soy tu dueño temporal, hasta que alguien te compre. Te encuentras en el mercado negro. Y la última pregunta es sencilla: estás aquí porque unos bandidos te han vendido. Normalmente no respondo preguntas, pero debo decir que eres una joya en medio de toda esta escoria -respondió, su sonrisa ampliándose gradualmente al responder a cada una de mis preguntas.

-¿Qué va a suceder conmigo? -pregunté con temor, la sonrisa en su rostro me resultaba aterradora.

-No te preocupes demasiado. Solo que en tres días serás subastado ante un grupo de personas bastante... especiales -declaró con una voz que denotaba su avaricia.

-Y... ¿mis heridas? -interrogué, desconcertado. Lo último que recordaba era un dolor agudo en mi brazo derecho y pierna izquierda.

-Fueron curadas mediante magia -respondió con sorprendente sencillez.

-¡Señor! -gritó un hombre fornido con un matiz de pánico-. ¡Una bestia se ha descontrolado!

La imponente bestia alzó a unos metros de mí, su cuerpo robusto resguardado por una armadura natural de placas negras, que hacía que se asemejara a una coraza indestructible. Su piel rugosa y arrugada se fundía con esa armadura, otorgándole una apariencia inquebrantable. Cuarenta hombres luchaban denodadamente para mantener el control sobre sus extremidades, enrollando cadenas alrededor de sus enormes patas, diez hombres por cada una, mientras que otros veinte sujetaban cadenas que recorrían su cuerpo. Sin embargo, lo más intimidante de todo era su cuerno afilado y amenazante en la nariz, junto a unos ojos pequeños y penetrantes que brillaban con un destello inquisitivo y feroz.

-Es un animal caro, pero difícil de controlar. Qué pena -suspiró el hombre, apartando la mirada de la bestia y dirigiéndose hacia mí.

-Que disfrutes de tu estadía, niño -añadió con una sonrisa divertida, soltando una risa divertida.

-¡Denme mi estoque! -exclamó en voz alta, y un hombre le entregó una espada. Al desenvainar, se hizo evidente su delgadez, que se volvía más pronunciada hacia la punta mientras que su empuñadura estaba protegida por un anillo de metal.

-¡Soltad al animal! -volvió a gritar, y todos los hombres que sujetaban las cadenas las soltaron al instante.

Cuando la "bestia" fue liberada, embistió en dirección al hombre vestido de blanco, quien golpeó el suelo con su espada para atraerlo, despertando un sonido resonante. Cada paso del monstruo hacía temblar el suelo. El hombre, en posición de ataque, adelantó una pierna y flexionó la otra, su brazo extendido hacia adelante, sosteniendo firmemente la empuñadura de esa extraña espada. Su cuerpo estaba ligeramente inclinado hacia adelante, listo para enfrentar a la criatura. ¿Acaso la punta de su espada... brillaba?

Cuando la bestia estuvo a unos metros, el hombre extendió su brazo y de la espada emergió un rayo de luz que perforó una de las piernas del monstruo, haciéndolo caer. Sin embargo, en cuestión de momentos, la bestia se levantó de nuevo y embistió al hombre rodeado de un aura roja.

-Maldito animal, muere de una vez. Eres muy molesto -dijo el hombre con desdén en su voz.

El hombre se agachó, colocando su espada frente a él. Esta comenzó a brillar intensamente y, a continuación, el hombre de blanco se lanzó en una embestida tan rápida que apenas pude seguirla con la mirada. Solo dejó una estela de luz a su paso, pero todo parecía ralentizarse y pude presenciar cómo el hombre vestido de blanco decapitaba al monstruo con su espada brillante. El monstruo fue asesinado.

-Qué molesto animal. Era más fuerte de lo habitual. Sacrificó años de su vida para obtener más poder. Incluso si esa cosa moría, quería llevarme con él. ¡Ja, ja, ja! -comenzó a hablar con evidente molestia, pero rápidamente su tono cambió a una risa maníaca.

-Saquen todo lo valioso de ese reino ferro y desháganse del resto -ordenó con tranquilidad a sus hombres antes de marcharse.

Asustado, acomodé un poco de heno en la jaula y me acosté a dormir. Al despertar, vi un plato de comida frente a mí. Aunque parecía asqueroso, el hambre me consumía y lo devoré sin dejar rastro. Fue entonces cuando percibí un olor putrefacto en el aire. Miré a mi alrededor y descubrí cuerpos que parecían enfermos, desnutridos e incluso desmembrados. Mi estómago se revolvió y vomité lo que había comido.

-¡Qué asco! -exclamé con repugnancia al contemplar mi entorno y sentir de vomitar la comida.

Así pasó el tiempo, no sabía si era de día o de noche pero todo en este tiempo me fui acostumbrando al olor, pero no a la horrenda visión que me rodeaba. Una tristeza y desesperación abrumadoras. Después de comer nuevamente, él apareció. Esto tuvo que significar que ya pasaron tres días

-Hola -me saludó con una sonrisa amigable, pero no pude corresponderle, le tengo miedo.

-¿Qué?¿Ya moriste?- yo seguí sin responder.

-No importa, vamos a ir a un lugar especial. Primero te van a preparar y después te presentarán ante unas personas igual de especiales para que te compren -dijo simplemente y se marchó, sin abandonar su sonrisa amigable. Ahora no sé cómo sentirme, sí feliz porque me voy o preocupado por el lugar al que me dirijo.

Me sacaron de la jaula y me colocaron grilletes en las muñecas. Me condujeron hacia un carruaje y después de un tiempo llegamos a un callejón grande y oscuro. Nos adentramos en él hasta llegar a una puerta que el hombre de blanco abrió, y entramos. El lugar era oscuro pero a la vez elegante.

Fuimos llevados a una habitación donde me quitaron los grilletes y la ropa. Luego, comenzaron a lavar mi cuerpo con agua manipulada por magia. Me secaron y me dieron un traje que me ayudaron a ponerme. Luego, me llevaron a un lugar donde había diferentes niños y niñas de diversas especies. Formamos una fila, y yo era el primero. Me empujaron para salir y al levantar la mirada, vi a hombres y mujeres sentados en sillas elegantes, vestidos con trajes y adornados con joyas, pero todos sin excepción llevaban máscaras de diferentes colores y formas.

-La subasta va a comenzar con este producto entregado por el mismísimo Moonlight. Es un ejemplar raro entre la humanidad, con ojos azules, cabello plateado y piel blanca sin cicatrices. ¡La primera oferta empieza en 1000 monedas de oro! -gritó un hombre que parecía ser el presentador.

-Ofrezco 1100 monedas de oro -dijo un hombre de cabello canoso que vestía una capa púrpura y llevaba un collar de oro con un colgante de esmeralda, alzando un cartel.

-Ofrezco 1200 monedas de oro -dijo una mujer de cabello dorado que le llegaba hasta los hombros. Sus ojos azules parecían brillar bajo la máscara. Estaba vestida con un elaborado vestido de seda blanco adornado con bordados de plata, y también alzó un cartel.

-Ofrezco 1230 monedas de oro -otra mujer levantó su cartel. Llevaba un vestido rojo y su cabello de color negro estaba peinado en un elaborado estilo mientras que su miraba podia ver hasta mi alma.

-Ofrezco 1250 monedas de oro -dijo un hombre de cabello oscuro y corto, peinado hacia atrás. Lucía tenía un bigote que parecía enorgullecerse, ya que su máscara sólo cubría los ojos y no todo el rostro.

De repente, se escuchó un grito entre la multitud: -¡Ofrezco 3000 monedas de oro!- Todos quedaron en silencio ante la oferta de un hombre gordo, que llevaba una pesada armadura y portaba una gran espada negra. Lo más llamativo era que no llevaba máscara y que este no estaba sentado con la multitud de personas sino que en un balcón

-3000 a la una, 3000 a las 2... ¡vendido! -gritó el presentador.

-Cuando termine la subasta, acérquese por detrás para obtener su compra -dijo el hombre con respeto.

Luego, fui llevado a otro lugar donde me volvieron a poner los grilletes. No sé cuánto tiempo pasó, pero el mismo hombre de cabello negro y armadura pesada apareció.

-Toma las 3000 monedas de oro -le entregó la bolsa al presentador.

-Disfrute de su compra, señor -dijo de manera respetuosa.

Amarro mis manos, me puso una venda en los ojos y me condujeron a lo que pude sentir como un carruaje. No sé cuánto tiempo estuve ahí, pero cuando bajamos, me llevaron por un camino. Escuché cómo abrían una puerta y bajé una escalera lentamente. Giré a la izquierda, luego a la derecha y de nuevo a la izquierda por los largos pasillos de este lugar. Tenía que recordar esto. Abrió otra puerta, desató las sogas de mis manos y me empujó antes de cerrarla.

-Ahora puedes quitarte la venda -me dijeron, y me la quité para descubrir que me encontraba en una celda.

-Soy tu amo. Tú fuiste una compra demasiado costosa y rara. No hay muchos humanos con el cabello plateado -dijo el hombre con seriedad.

-Tú cuidarás a este esclavo. No me hagas perder mi dinero -le ordenó al guardia antes de marcharse.

Nuevamente, sin poder hacer nada, volví a dormir, como lo hacía en la jaula, hasta que escuché un sonido chocar contra los barrotes.

-Levántate ahora -dijo un chico con traje, su voz resonando con orgullo.

Abrieron la celda y el guardia me obligó a salir. Me llevaron a la fuerza hasta una silla y me ataron las manos y los pies. Me enfoqué en el chico de piel blanca, ojos grises y cabello negro mientras que yo estaba iluminado por una pequeña luz.

-¿Por dónde puedo empezar? -dijo el chico, dirigiendo su mirada hacia una mesa pequeña donde apenas podía distinguir unos cuchillos y pinzas de diferentes tamaños, pero al prestarles más atención, parecían estar cubiertos de algo.

-Mmm, comenzaremos por las uñas -dijo mientras agarraba una pinza cubierta de... ¡sangre!

-¿Qué vas a hacer con esas pinzas? ¡Espera, dijo uñas! -Mis pensamientos se agitaban, no podía pensar claramente debido al pánico.

Él acercó la pinza a una de mis uñas y comenzó a arrancarla lentamente, mientras yo gritaba tanto que sentía que mi garganta ardía. Cuando terminó con todas mis uñas, con solo podía tragar saliva podía sentir como si tragara fuego.

-Llévenselo y traigan al otro -ordenó el chico al guardia.

Así fue como el mismo guardia me llevó de regreso a la celda y me arrojó unos vendajes. Mientras intentaba vendarme las manos, escuché gritos que duraron que permanecieron durante mucho tiempo. Cuando cesaron, minutos más tarde, la celda se abrió y vi a un chico un poco más alto que yo, con cabello rojo y tez medio morena.

Lo empujaron y cayó desmayado. Nuevamente arrojaron los vendajes, cerraron la celda y se quedaron los guardias a ambos lados de la celda. Cuando me acerqué, noté que sus brazos estaban llenos de cortes. Cuando terminé de vendar sus brazos, despertó.

-¿Quién eres? -me preguntó el chico, mientras miraba los alrededores, parecía desorientado.

-No sé -respondí, sintiendo por fin un poco de alivio en mi garganta con el paso del tiempo.

-¿Como que no sabes? -parecía desconcertado

-No recuerdo nada- le respondí con simpleza

-Al menos, ¿recuerdas tu nombre? -preguntó con curiosidad.

-No - le respondí nuevamente, yo intenté recordar cuando estaba en la jaula, pero solo me generaba dolor de cabeza.

-Bueno, entonces te pondré uno... A partir de ahora, te llamarás Nathaniel -dijo con notable alegría. Parecía disfrutar de poner nombres.

-Mmm, lo usaré -dije con un suspiro.

-¿Por qué pareces decepcionado? -preguntó con notable enojo.

-No estoy decepcionado -dije con tranquilidad, desviando la mirada para evitar ver su clara expresión de enojo. Había encontrado su punto débil.

-¿Cómo te llamas? -pregunté ahora mirándolo a los ojos.

-Nolan -respondió.

-Qué nombre tan extraño -ese nombre me suena raro.

-¡Yo lo elegí! -exclamó con un poco de enojo.

-Qué mal gusto -dije. Sin quererlo, escapó una pequeña risa, finalmente encontré algo de paz y diversión en este infierno, esa diversión era molestarlo.

-No me importa, pero a cambio tu eres muy despreocupado-dijo, menos enojado. Creo que notó mi pequeña risa.

-no soy despreocupado, solo que no se puede hacer nada en este momento -dije, no quiero alterarme en estos momento, cuando la tranquilidad se pierde no te deja pensar bien

-¡Silencio! -nos gritó uno de los guardias. ¡Qué molesto!

Nos arrastramos sigilosamente hacia el rincón más oscuro de la celda, alejándonos de los oídos curiosos y vigilantes de los guardias, para habla tuvimos que susurrar para no llamar su atención

-¿Estás bien? Te desmayaste al entrar en la celda -le pregunté en susurros.

-Sí, no es la primera que pasa -me susurró con notable enojo.

-¿Y tú, cómo llegaste aquí? -pregunté con mucha curiosidad.

-No necesitas saberlo -respondió fríamente, cortante y tajante.

-¿Sabes quién es ese chico? -le pregunté.

-El príncipe del reino -dijo con odio.

-¿Por qué, si todas las celdas están vacías, estamos los dos juntos? -pregunté con extrañeza.

-Creo que para no gastar guardias o tenernos juntos para una mejor vigilancia -respondió pensativamente.

Se abrió la celda y entró un hombre con una armadura, sosteniendo dos platos de comida que dejó en el suelo antes de marcharse. Me acerqué a los platos y parecían normales. Después de tres días comiendo lo que sea que me daban, finalmente pude disfrutar de comida normal.

Nuestra rutina consistía en comer y dormir, pero lo peor era que nos torturaban durante todo el día. Cuando terminaban ya regresaba uno al día siguiente comenzaban con el otro. Solo nos veíamos por las noche, cuando podíamos descansar y comer. Nos arrancaron todas las uñas, nos cortaron y nos esposaron en el techo, usándolos como muñecos de entrenamiento.

Después de tres semanas, noté que dos guardias nos vigilaban, pero uno siempre se iba para acompañar al príncipe. Cuando terminaban nuestra tortura, regresaba y nos vigilaba. Solo cambiaba de turno con otro guardia cuando nos traían la comida. Ese día era mi turno, tenía que idear algo para escapar. Fingimos estar dormidos y luego haríamos el plan. Pasó algún tiempo, pero los guardias también se quedaron dormidos, solo se apoyaban en las sillas. ¡Qué poca seguridad!

-Nuestro plan es que cuando el guardia me lleve, trataré de simular una pelea con él y robaré las llaves. Te las arrojaré y podrás salir de la celda. Escóndete entre los pilares del pasillo y trata de dejar inconsciente al guardia y al príncipe. Yo memoricé el camino de escape -le dije seriamente y susurrando.

-Usaré el vendaje que nos sobra de las noches para hacer una cuerda. Mi guardia siempre se duerme. Mientras él duerme, voy a asfixiarlo. Seguro puedo pasar por debajo del yelmo. Pero... -me miró con preocupación.

-¿Sabes que si intentas luchar, serás castigado? -me susurró preocupado.

-Conozco las consecuencias, pero no es un precio demasiado alto si podemos escapar -dije con seriedad y susurros claros.

-Cuando me lleven, comenzaremos el plan. Buenas noches -dije mientras me disponía a dormir.

-Buenas noches -dijo, aún con preocupación.

Al despertar, el guardia entró en la celda y me obligó a levantarme. Una vez que cerraron la celda, comencé a golpear al guardia. Aproveché un descuido suyo y le lancé las llaves a Nolan, aunque el guardia no las escuchó debido al ruido de mis golpes. Mientras él intentaba atraparme, me golpeó en la cara y me rendí. Nolan ya tenía las llaves, así que no importaba. Uno de los guardias acompañó al príncipe, dejando al otro sentado en una silla. Ahora todo dependía de Nolan, mientras a mí me llevaban con el príncipe.

-Comenzó a luchar, parece que quería escapar -le dijo el guardia al príncipe.

-Mmm, quería probar mis hechizos en algo -dijo el príncipe con una sonrisa maliciosa.

Con unas cuerdas, me ató las muñecas y me colgó del techo a varios metros de distancia. Se alejó un poco y comenzaron a materializarse aves doradas.

-¡Primer halcón! -exclamó el príncipe, y el ave salió volando a gran velocidad hacia mí. Me golpeó con fuerza.

-¡Ja, ja, ja! ¡Qué divertido! ¡Segundo halcón! -se reía disfrutando de mi dolor.

-¡Tercer halcón! -volvió a materializar otro halcón, pero esta vez pude ver la silueta de Nolan. Me sorprendió cuando saltó y rompió el cuello del guardia, dejando su cuerpo en el suelo sin hacer ruido. Se acercó lentamente al príncipe y lo golpeó en la cabeza, haciéndolo desmayar.

-¡Te dije que los dejará a ambos inconscientes! -le grité adolorido.

-¡Agradece que no maté al príncipe! -exclamó Nolan, rompiendo la cuerda que me tenía prisionero. Al parecer, el precio de compartir la mitad de mi comida durante siete días según el cambiado de guardias cada noche no fue una mala decisión.

-Tenemos que salir rápido, tal vez los guardias vengan al no escuchar gritos de dolor. Pero primero tenemos que encontrar algo para curarte -dijo Nolan, visiblemente agotado.

-Mi condición no importa ahora -dije adolorido, comenzando a correr.

-Por cierto, no creo que sea el momento adecuado, pero también maté al guardia que me custodiaba -me susurró mientras nos escondíamos detrás de una columna.

-¿En serio? ¿Qué te pasa? -traté de no gritar.

-Era eso o arriesgarnos a que despertara y arruinara todo nuestro plan -me dijo. Aunque no quisiera admitirlo, tenía razón. Empezamos a correr.

-¿Todavía recuerdas el camino? -me preguntó, corriendo detrás de mí.

-Sí, estamos muy cerca. Nuestra celda está cerca de la puerta y veo el cadáver que dejaste -aunque al menos trató de ocultarlo para parecer que estaba dormido. Seguimos corriendo un poco más; hora solo tenemos que doblar a la izquierda y veremos la salida.

-¡Encontré a Jonathan con el cuello roto y al príncipe desmayado! -gritó un guardia.

Con eso, aumentamos la velocidad hasta doblar la esquina, pero fuimos vistos por un guardia que logró alcanzar y agarrar mi brazo. ¡Me niego, me niego a seguir con este tipo de vida! De repente, el guardia fue empalado por una masa sólida de sangre que salía de mis heridas del brazo, pero luego se convirtió en líquido de nuevo y regresó a mi cuerpo; Justo cuando vi que Nolan iba a ser asesinado por una lanza, esta se desintegró al tocar su cuerpo pude observar que sus brazos y espalda estaban hechos de piedra, y él golpeó al lancero, abollando su casco de metal.

-Tenemos que correr, el ruido podría haber llamado la atención -le dije rápidamente.

-¿Viste lo que hice? -preguntó, mirando su mano convertida en piedra.

-Después pensaremos en eso, más guardias podrían venir en cualquier momento -lo regañé, sacándolo del shock.

-Nathaniel, tus heridas han desaparecido -dijo, y cuando mencionó eso, miré mi pecho, que estaba intacto, al igual que mis brazos y mis uñas habían vuelto a crecer.

-Rápido, no te quedes pensativo ahora -se recompuso y volvimos a correr. Estábamos tan cerca, a punto de salir. Lo mejor de todo es que dejaron la puerta abierta. Pero cuando la abrí, una luz cegadora me envolvió y de repente ya no estaba en ese sótano. Ahora me encontraba en una habitación lujosa, frente a una mujer de cabello blanco y ojos azules. Me miraba amablemente y sonreía.

-Hijo, ven -me dijo con amabilidad. Pero, ¿por qué me llamó así? ¿Ella es mi madre? Ahora que lo pienso, el hombre que anunciaba los números en la subasta de las personas con máscaras mencionó que tenía los mismas características que esta mujer. Pero lo que más me sorprendió fue que fui a su lado sin dudarlo, mi cuerpo se movió solo.

-Qué hermosa sonrisa tienes -¿qué? ¿Estoy sonriendo? Ella me abrazó y comenzó a acariciarme la cabeza-. ¿Vas a mantener esa linda sonrisa siempre? Me lo prometes -¿qué es este sentimiento? Es cálido, ¿es eso lo que llaman amor de una madre?

-Sí, madre, lo prometo -respondí instintivamente.

-Recuerda siempre mantener una sonrisa, eso significa recordar que la felicidad y la alegría están contigo y pueden llegar hasta ti -me dijo, y todo a mi alrededor desapareció. Miré a mi alrededor de nuevo y finalmente estábamos fuera, pero...

-Ya sabemos por qué no hay tantos guardias abajo -dije mientras observábamos a todos los guardias. Algunos arqueros nos apuntaban mientras que guardias con espadas desenvainadas se acercaban lentamente.

-No son guardias, son caballeros -me dijo.

-¿Hay diferencia? -pregunté mientras veía cómo los guardias se acercaban cada vez más.

-Están mejor equipados y algunos tienen la capacidad de usar magia -me explicó.

-¿No todos pueden usar magia? -pregunté con curiosidad.

-Solo algunos tienen esa capacidad -me respondió. Era bueno saber más, así que agarré los hombros de Nolan y lo puse de espaldas para protegernos de las flechas que rebotaron contra su cuerpo.

-¿Puedes decirme por qué me usaste como escudo humano? -me preguntó enojado.

-Shhh, concéntrate -dije seriamente.

Esto es solo el comienzo.