Cuando Quinn había desaparecido de la vista del grupo, alzaron la vista y pudieron verlo avanzar rápidamente hacia el portal. Querían alcanzarlo para detenerlo, e incluso Edvard y Hikel intentaron hacerlo saltando.
Sin embargo, no pudieron volar ni caminar por el aire como Quinn, y aunque hubieran podido, ya estaba demasiado lejos para ellos.
Había llegado al portal, y la extraña energía de neblina roja que salía de él se estaba adhiriendo a él. Al principio hubo un poco de resistencia, casi como si la neblina intentara alejarlo.
Se sentía extraño, como si una parte de su cuerpo estuviera siendo rechazada por ese otro mundo. Cuando sintió esto, liberó un poco de su aura y, al hacerlo, sucedió algo extraño. De repente, en lugar de que su cuerpo fuera rechazado, estaba siendo más aceptado y parecía que estaba siendo atraído por lo que había al otro lado.
