La gran espada hecha de sangre flotaba en el aire, Andy la miraba asombrado. Nunca había visto que se usara tanta aura de sangre en una forma tan pura. Había visto a Quinn pelear algunas veces, pero nunca directamente y nunca así.
Estaba bastante claro que los rumores de los logros que había conseguido, que no habían sido exagerados en lo más mínimo, si acaso, habían sido minimizados.
Incluso los líderes originales al ver a Quinn hacer algo con tanta facilidad, sentían que si estuvieran con él, podrían hacer cualquier cosa.
—¡Vamos a buscar a Jessica! —dijo Quinn, mientras bajaba las manos, la espada de sangre se movió con ellas. La gigantesca espada parecía como si fuera un arma que había caído de los cielos, caída de algún gigante en el firmamento.
Desde abajo, cada uno de ellos miraba hacia arriba, ya que podían sentir la energía y la gran sombra que se proyectaba sobre ellos.
—¿Qué diablos, qué es eso? —Uno de los vampiros gritó y señaló, mirando al cielo.
