Siendo un dhampir, había un lujo que Jessica podía disfrutar en comparación con otros vampiros y ese era dormir. Los vampiros luchaban para dormir, y realmente no necesitaban mucho en primer lugar, solo un par de horas les harían sentirse renovados.
En la mayoría de los casos, podían pasar una semana sin dormir en absoluto de todos modos. Aunque esto era más porque simplemente no podían dormir si lo intentaban, sus cuerpos simplemente no estaban cansados.
Para Jessica, era una mezcla, ella podía obligarse a mantenerse despierta y al hacerlo casi tendría una segunda oleada de adrenalina que la despertaría, o podía dormir con normalidad.
Para esto, eligió lo último, porque dormir era algo que le encantaba absolutamente, y si no tuviera un trabajo, quizás dormiría incluso más tiempo. Sin embargo, hoy no era uno de esos días en los que podía, estaba preocupada por la segunda carta que había recibido.
Sus ojos estaban bien abiertos mientras miraba el techo oscuro de su habitación.
